Racionalizar las cuentas bancarias

En épocas de crisis como la actual no hace falta ser un experto en materia financiera para darse cuenta que la racionalización del uso de los productos y herramientas que las entidades bancarias ponen a nuestra disposición resulta simplemente fundamental para cualquier tipo de economía doméstica.

Si nos retrotraemos a tan sólo una década atrás vamos a encontrar un panorama en el que lo usual se convertía en la contratación de un gran número de productos en paralelo, este modo un mismo usuario podía acumular mayor número de cuentas bancarias (o tarjetas bancarias o incluso seguros) realmente superior al que la necesidad aconsejaba, sin embargo en esos momentos elementos tan fundamentales como las comisiones que estos productos generaban no se tenían en cuenta del mismo modo que hoy en día.

Realmente la racionalización de los productos financieros, en este caso de las cuentas bancarias, se ha convertido en una necesidad que resulta ser una extensión de la racionalización de las economías domésticas, si antes las comisiones resultaban importantes ahora resultan imprescindibles desde el punto de vista de la revisión de los productos que acumulamos, por ello buscamos las ofertas de los bancos sin comisión independientemente de que hablemos de una cuenta corriente o las menores comisiones posibles en otros productos como las cuentas de valores a utilizar para invertir en divisas o en cualquier otro modelo de inversión disponible.

Usar exclusivamente lo necesario no sólo es una buena idea que apoya al concepto de ahorro y de economía planificada personal tan necesario hoy en día sino que se convierte también, de manera directamente relacionada, en un modelo de buenas prácticas de relación con los productos financieros, que nos acostumbra a entender que el futuro de estos productos ya no va a ser el mismo que el de los años de bonanza económica pasados.