El primer ejercicio que debería plantearse un ahorrador, a la hora de decidir el destino de su inversión en la Bolsa o mercados de fondos, sería definir qué nivel de beneficio/pérdida espera aplicar a dicha inversión. En el perfil riesgo/rentabilidad afectan, entre otros factores, la edad, la psicología de la persona, el periodo decidido para la inversión y la cantidad de renta disponible para el ahorro.
Los inversores particulares no están autorizados a comprar y vender por sí mismos en la Bolsa. Si se desea quiere invertir en Bolsa, comprando títulos de renta fija o títulos de renta variable hay que seguir estos pasos:
- Designar un intermediario autorizado:
- Una agencia o sociedad de valores.
- Una entidad de crédito (banco o caja)
- Abrir una cuenta de valores:
A través de ella, el intermediario administrará su cartera La cuenta llevará asociadas las entradas y salidas de efectivo correspondientes a la operativa con valores que efectúe y, tras la fase de liquidación, las anotaciones de los valores que adquiere. Todos los intermediarios cobran comisiones por las operaciones realizadas y gastos de mantenimiento de la cuenta de valores.
3. Realizar una provisión de fondos: Para cubrir los desembolsos y gastos inherentes a las operaciones que se pongan en marcha
- Dar al intermediario las órdenes de compraventa de las acciones que quiera:
Las órdenes de compra y venta deberán ser claras y tener un contenido mínimo: identificación del inversor, de la clase de valor, sentido de la orden, plazo de vigencia de la orden, precio y volumen de ejecución.
- Envío de información periódica:
Hay que pedir al intermediario el envío de información periódica sobre el estado de las inversiones y de los gastos originados por su mantenimiento y custodia, así como información puntual de cada liquidación que se practique por las operaciones hechas o por los servicios prestados con sus inversiones.